-dedicado a Daniela H.(m.p.s.)"Y he aqui una prueba mas de lo mal que hago las cosas como esta dedicartoria demasiado simple para alguien inmensamente especial"
COCODRILE ROCK
UNO
LA NOVIA.
Luis es un adolescente como cualquier otro,
en dos semanas cumplirá 18. Tiene una novia hace ya casi un año, se llama
Alexandra. Se conocieron en el instituto y aunque se veían bien enamorados,
aquellos que los conocían se daban cuenta que algo no iba bien. Luís sentía que
algo no iba bien.
Alexandra postuló a la universidad e
ingresó sin dificultades a arquitectura; hace tres meses atrás se internó en la
jungla universitaria. En las últimas
semanas Alexandra veía poco a Luis, respondía con cualquier excusa las
propuestas que le llovían para evitar una cita. Luis las notaba absurdas, pero
él nunca le diría nada ni le reprocharía las evasivas poco pensadas. Él estaba
realmente enamorado, sabía que su chica tendría que alternar su vida
universitaria, con familia, amigos y él.
Una noche llamó a Alexandra para quedar el
fin de semana. Ella le contestó con una pobre razón y decirle que no podía una
vez más. Resignado Luis al colgar el teléfono, se perdió en el vacío con una
canción de fondo que disparaba el
reproductor. El cassette nevermid de Nirvana no dejaba de girar. Se desplomó
sobre su cama abierta.
Al día siguiente, cogió su billetera, las llaves y se forzó a
dar una vuelta. Compró unas flores, cigarrillos, chocolates. Paró un taxi,
apuró al conductor, apenas le quedaba tiempo para llegar a la universidad de
Alexandra a sorprenderla con semejante detalle. Al detenerse el auto en su
destino, Luis no encontraba la billetera, tuvo que pagar con chocolates y
algunas monedas que descansaban en su bolsillo. Tarde. Ya habían pasado diez
minutos de la hora de salida. Bajó a toda prisa, buscándola con la mirada mientras se dirigía
a la puerta. Cuando pensó que sus esfuerzos habían sido inútiles, que estaba haciendo el ridículo de un joven
cursi con flores en mano, por fin dio con ella.
La reconoció a unos veinte metros de
distancia, no estaba sola. Iba acompañada de un tipo que él no conocía. Cuando
decidió acercarse avanzó tres pasos y vio que se empezaron a besar. Algo se
estremeció en todo su ser. Ojos llorosos, cuerpo temblando. A duras penas pudo
reaccionar y retroceder sus pasos, la mirada se le llenó de ira, dio media
vuelta y caminando con las flores en la
mano a paso acelerado siguió sin saber a dónde ir. Después de una hora tomó un
taxi de regreso a casa y en el viaje sólo pensaba en el beso de Alexandra y
este tipo. Mucho más enojado consigo mismo por no reaccionar como debía, como
cualquier otro lo haría, ir y haberte partido la cara a ese tipo y decirle sus
verdades de puta a Alexandra. Casi, al llegar a casa, se da cuenta que no lleva
un cobre encima y el taxista no tiene cara de aceptar flores.
Entró a casa, aún no llegaba su madre
del trabajo, ni su hermano de clases, sólo estaba su padre retratado en fotos.
Entró a su habitación, puso las flores en agua, una vez más se dejó caer en la
cama. Encendió un cigarrillo mientras la cara se le mojaba en lágrimas y todo
era un silencio que parecía castigarlo.
Pasó una semana sin que Luis volviera a
querer saber de ella. Una semana de dolor,
una semana para que las emociones fluyeran y pensar bien las cosas, reflexionar
sobre los dos. Sabía
que no podía acabar así, que no podía ser
víctima de la irritación, los celos y el desamor. Él sabía que era la
mujer de su vida –“Sé que soy muy joven pero sin llegar a la exageración lo sé”
-.
Transcurrieron noches sin dormir,
pensando en cómo decirle a Alexandra lo que valía para él, desenganchando las
palabras adecuadas para no oler a un acusador pasional; cómo empezar con la
verdad, que la vio ese día y no solo afrontarla a ella sino asimismo y a la realidad de que todo podría acabar
cuando se lo diga. Lo decidió.
—Será un día crucial y aceptaré su
decisión —se convenció asimismo.
El viernes por la noche llamó
Alexandra, tras decirse que se extrañaban y contarse algunas verdades y más
mentiras, quedaron para verse el domingo en la mañana, pasar el día junto,
desayunar y ver películas. Todo un día
para los dos. Decidieron encontrarse en el café “Marcos” a las nueve de la
mañana.
Luis fue muy puntual. Alexandra
practicando la costumbre femenina, llegó
minutos después. Luis ya había hecho el pedido para ambos pues sabía bien como
le gustaba el desayuno a su chica. Un café con leche endulzada con sacarina y
dos tostadas con mermelada. Se saludaron con un beso y un fraternal abrazo,
tomaron asiento frente a frente pegados a la ventana.
—Pensé que te habías
olvidado de mí —empezó él con una sonrisa tímida.
—Sólo cuando tengo exámenes, dijo
Alexandra, y ambos rieron.
—Hace mucho que no tenemos un momento
tranquilo sólo para los dos ¿no?
—Si lo dices por desayunar un domingo en
la mañana… —dudó un momento—… Debemos ser la pareja de gustos raros pero así es
mucho más tranquilo, poca gente desayuna fuera un domingo.
—Solo los que trabajan en
"marcos".
Volvieron a reír
ambos. Tú la mirabas intentando memorizar las facciones de su rostro, podía ser
el último día que la mirases con esa devota vocación.
—Por cierto, llamé a tu casa un par de
veces pero no te encontraba… ¿No estarás con otra no? —dijo Alexandra
sonriente, alzando el dedo índice en señal de amenaza.
Luis sentía como esas
palabras le iban atravesando como agujas calientes dejando llagas invisibles,
pero supo disimularlo y devolver una cínica sonrisa.
—He estado buscando trabajo y no he
podido llamarte –intentó disculparse—. Ya sabes, desde que papá no está todo es
tan complicado, pero sólo he estado un poco estresado, ocupado, nada más. Te he
extrañado mucho estos días no te creas y... —sintió su voz temblar—. Quería
decirte algo muy importante.
—¡¡Espera!! —interrumpió Alexandra—. Si
adivino lo que vas a decir me regalas uno de tus vinilos de los Beatles ¿Está
bien? —sentenció con una expresión de alegría en los ojos— .
Interrumpió la mesera
con el desayuno que ya parecía demorar mucho.
—No se trata de una adivinanza y aún
así nunca lo adivinarías, pero dejémoslo para más tarde que tengo hambre –dijo
frotándose las manos.
—Pareces una mosca —le refutó
Alexandra con un susurro y se echaron a reír.
Un tipo de masas voluptuosas, cara
rechoncha cubierto con un pasamontañas entra a la cafetería. Saca una pistola y
a vozarrón ordena ¡Arriba las manos carajo! creando pánico entre todas las
personas. Saca una tijera escolar artesco de sus jeans y ordena con voz
disimulada a uno de los empleados que cuelgue el teléfono. Apunta el arma hacia
Alexandra.
—¡Tú! ¡La que tiene cara de pajarito,
levántate carajo! ¡Ven aquí!
Ella se levanta con todo el miedo del
mundo. Temblorosa, no puede pronunciar
palabra alguna. Inmóvil y sin reaccionar empieza a sollozar. En el acto Luis la
toma de la mano y se coloca entre el arma y Alexandra, mirando al delincuente
con calma y valentía que el mismo desconocía tener, le dice: Déjala ir, yo seré
tu rehén. Mi familia tiene mucho dinero, si me llevas contigo ellos te darán la
cantidad que pidas, pero no moverían un dedo por ella aunque yo se les ruegue.
Su mirada bruscamente
se dirigió a mí, como examinándome. Tosió.
—¿Nada me asegura que después me esperen los
tombos?
—Créeme preferirán la vía rápida y evitar los escándalos es la típica familia
que guarda las apariencias antes que otra cosa –insistió.
—¿Segurito Segurolas?,nada me asegura q después me esperen con policías.
—Por favor déjala –le suplicó.
Al hombre regordete le entró dudas, tenía que
pensar rápido. Sacó una pantimedia negra del bolsillo delantero de sus jeans y
se lo tiró a Alexandra ordenándole vendarle los ojos a Luis.Tomó a Luis del cuello
apuntándole a la cabeza, se lo llevó a arrastras hacia la puerta trasera de la cafetería
diciendo “Si intentan llamar a la policía, ya vayan comprando flores”. Al salir, los esperaba un Volkswagen verde. El ladrón aventó a Luis dentro,
subió y arrancó violentamente.
DOS
--- ocho años atrás----
LA COCHERA.
Algún que otro
sábado Luis, Brandon y Dária tres niños que jugaban a ser grandes músicos ochenteros se encerraban en
la cochera de la casa de los padres de Brandon, ponían los cassettes que
Brandon sacaba a escondidas de el cuarto de su padre y lo ponían en una vieja
radiograbadora que siempre tenían
ahí cuando se ponía a lavar su auto y ponían su música favorita como Elton John , leed zepellin, The Beatles
,ACDC, CCR, etc.
Brandon siempre fue muy hábil con sus manos desde
muy pequeño y le hiso a Luís una guitarra de cartulina y a Dária su hermana dos
años menor unos teclados hechas con cajas de cartón y para el improvisaba una
batería con unas ollas que a escondidas de su madre sacaba de la cocina y que
juntaba con unos baldes de plástico, entonces ponían la canción que más les
gustaba a los tres “cocodrile rock” y antes de empezar la canción Brandon daba la voz de mando y gritaba ¡!un, dos,
tres vaaaa!!!!! y ponía play a la casetera, y el mundo que guardaban en su
interior cobraba vida por unos instantes, instantes de magia y vida mientras
duraba esa canción, seguro no se daban cuenta pero vivían la música de tal
manera que cualquiera que los viera dirían que
en el futuro serian grandes músicos. Luís cantaba y balbuceaba la letra en ingles del
cual ni tenía idea de lo que decía, Daría con su teclado de cartón le
acompañaba en el coro y Brandon
parecía levitar golpeando su
batería hecha de ollas y baldes, eran únicos ,se sentían únicos en su mundo,
pero no siempre podían salirse con la suya y terminar bien su travesura, hasta
que llegaba la mamá de Brandon que muchas veces a escondidas los veía y
disfrutaba de esos niños, sin embargo también tenía que poner orden y salir a
decirles que todo se acababa, pero siempre antes de recibir un grito o castigo de
su madre Brandon ,Luis y Dária salían disparados de la cochera corriendo hacia
la calle llegando al parque que quedaba
a la espalda de su casa. Después del escape se sentaban agitados en el gras del
parque y a pasar el rato riendo conversando y soñando con tener un grupo
musical, viajar a san francisco y ser famosos y también recordando los gestos
en la cara de la madre de Brandon al regañarlos, eso mas que preocuparlos les
divertía mucho, luego al pasar la tarde caminaban unas calles más hacia la casa de Luis a tomar
limonadas que le hacia su madre y comer galletas con mermelada ,mas tarde Brandon
de vuelta a casa le decía a Dária del castigo que les esperaría, pero Dária
siempre despreocupada le decía:
—Te castigaran a ti porque a mí siempre me perdonan —con una sonriza picara.
—Te daré muchas golosinas si te hechas la culpa.
—¡No, además siempre es tu culpa!
—Esta bien, además siempre me hechas la culpa.—dijo Brandon resignado.
Y
abrasados caminando, riendo y contándose cosas graciosas al fin llegan a casa.
Brandon y Luis estudiaban juntos en la
misma aula del colegio, iban juntos y regresaban juntos, Dária estudiaba en el mismo colegio pero en el turno
de la mañana y su mamá la llevaba y la recogía,
así crecieron juntos compartiendo anécdotas, paseos y sobretodo música y
películas, al terminar la primaria a Dária la cambiaron a un colegio solo para
mujeres, ese mismo año la familia de Brandon se mudaron a otro distrito y en
esa casa quedaron viviendo unos parientes suyos.
Dos años antes de terminar la secundaria
Brandon y Dária de repente dejaron los estudios, Luis llamaba de vez en cuando
por teléfono para saber de ellos pero nadie le respondía, al pasar unas semanas
Luis ya con preocupación en él decide ir a la antigua casa de Brandon a
preguntar por él a sus tíos y nada agradable fue la sorpresa que encontró, le
dijeron que ya hace algunas semana se mudaron todos a Italia, Luis quedo
consternado y no pregunto nada mas pues no savia nada y nunca le habían
mencionado nada, se lleno de preguntas y de tristeza.
TRES
EL SECUESTRO Y EL DOLOR.
Luis fue arrojado con violencia por el ladrón advirtiendole que si intentaba alguna tonteria le disparia.
—¡No te muevas mierda o te mueres!.
—¡Esta bien, esta bien! solo tranquilizate —decia Luis.
Arrancaron a toda velocidad y nadie vio nada, el
ladrón entro por el circuito de playas desapareciendo entre los demás autos
dejándolos atrás como si fueran adornos del paisaje, ya más tranquilo bajo la
velocidad y encendió la radio, puso un viejo cassette de ledd zepellin, “inmigrant
song” empezó a sonar, Luis lucia de lo más tranquilo y suavemente se quito la
venda que le molestaba y se quedo mirando el mar por la ventana del auto
mientras lentamente se dibujaba una sonrisa en su rostro ,al voltear a su
izquierda observaba con emoción a su
amigo Brandon y la adrenalina se apodero de ellos y empezaron a cantar con
fuerza ,alegres por concretar su plan perfecto.
—¡¡Eres un maldito genio maldito genio!!!!! —gritaba Luis.
—¡¡Y tu su puto héroe maldito
malnacido!!! —y las risas eufóricas salían de ambos.
(Dos días antes)
Suena
el teléfono insistentemente en casa de Luis., y Luis estando en casa no desea
contestar y menos hablar con nadie hasta que llega su madre y el teléfono
vuelve a sonar, ella contesta y llama apresurada a Luis.
—¡Luis es Brandon al teléfono! —Luis se
levanta en el acto y contesta el teléfono.
—¿¡Brandon!?
—Luis estoy en lima, he estado llamando toda la tarde creí que ya no
vivían ahí, vente a mi antigua casa estoy ahí, he llegado con Dária.
Luis sale corriendo de
casa con tantas cosas en su cabeza llegando agitado a casa de Brandon y en su
puerta lo esperaba Dária que al verlo pega un grito de emoción ¡Brandon llego
Luis! Y ella corriendo se acerca a abrasarlo. Luis la abraza con fuerza y Brandon
se une al abraso de tres, al separarse Luis se coge la cara con expresión de no
creerlo brotándole unas lagrimas de sus ojos.
—¡Puta madre no lo puedo
creer! —exclama acariciándole las mejillas a Dária con ambas manos y vuelve a
abrasarlos—. ¿Por qué desaparecieron sin decir nada? ¡¿Por qué mierda por qué?! —dijo limpiándose las lágrimas con las mangas
de su champa.
—Pasemos dentro Luis tenemos toda la
noche para conversar, cantar y beber. —dijo Brandon sonriendo.
Brandon estacionó el auto cerca a la playa y se
bajaron ahí, hacia frio, encendieron cigarrillos y se sentaron a conversar por
un rato.
—Gracias por todo lo que
estás haciendo por mí. —Te
debo mucho Luís, más de lo que imaginas y esto no bastara, y ¿ya han pasado
varios años no?
—Nunca
entendí por q te fuiste así sin más.
—Fue por las despedidas lloronas,
eso si no lo soporto —dijo con un gesto risueño— oye y
¿a qué hora piensas regresar a casa?
—Creo que estaría bien en una
hora o algo menos no quiero que se
preocupen mucho Alexandra de seguro ya fue a avisarles a mi casa aunque en casa
a estas horas no hay nadie porque mi madre saldría temprano y mi hermano pues
salió anoche y de seguro llega en la tarde como siempre, llegando a casa o
desde un teléfono público llamare a Alexandra para que se tranquilice, no es
para hacerla sufrir tanto tampoco.—ambos sonrieron.
—Oye
está bien si te dejo aquí, no estás tan lejos de casa y quisiera aprovechar el
auto para visitar a algunas personas.
—No hay problema, quiero caminar un poco y pensar el cómo será mi
relación con Alexandra a partir de ahora
—se abrasaron y se despidieron quedando de acuerdo para verse en la
noche en casa de Brandon y contarle todo a Dária.
Había pasado solo media hora desde que Brandon
y Luis se separaron, Luis llamo a Alexandra como lo planeo y decirle que todo
estaba bien que se tranquilizara y que descanse en su casa que ahí estaría más tranquila y por más que Alexandra
insistía en verlo Luís llego a convencerla que de esa manera seria mejor
que en la noche con más calma se verían de nuevo y conversarían que no se
preocupara y luego de decirle que la amaba mucho colgó. Luís estaba más
tranquilo, las consecuencias de su plan no se habían extendido a mayores así que
decidió pasear, durante la tarde regreso a recorrer la playa caminando y luego
yendo a lugares que frecuentaba
cuando compartía sus días con Brandon y
a tiendas de discos donde solían pasar
su tiempo, sin querer perdió la noción del tiempo hasta que se dio cuenta de que
ya iba a oscurecer y decidió regresar a casa y prepararse para ver a Alexandra,
llego entrando la noche, al entrar a casa
vio a su madre sentada en la sala llorando, al verlo se levanto y sollozando
le dijo-
—¡Brandon, ha tenido un accidente de
tránsito y al parecer está muy grave! Lo
han llevado al hospital del distrito...
Luis se quedo frio y sin reacción, no podía
creer tal cosa solo atino a salir corriendo desesperadamente a casa de Brandon
con lagrimas en los ojos, al llegar golpeo la puerta desesperadamente gritando
¡¡¡Brandon!!! ¡¡Brandoon!! Pero sus gritos fueron inútiles, no había nadie en
casa, tomo deprisa un taxi y se dirigió al hospital distrital al llegar bajo
deprisa y entro corriendo desesperado buscando a alguien de la familia de Brandon,
en una sala del hospital vio a daría y a sus padres, Dária al ver llegar a Luís,
se levanto y corrió a abrasarlo con un llanto desgarrador decía-
—¡¡Se ha muerto!!, ¡¡Mi hermanito se ha muerto!!
—mojando con sus lágrimas el pecho de luís.
Luis en ese instante se derrumbaba por dentro ya no sentía nada a su alrededor ni
las lagrimas que caían por su rostro, solo abraso con fuerza a Dária y gritaba
—¡¡Mierda noooo!! Mierda!! Brandon nooo!! —y
ambos cayeron de rodillas al suelo y sin dejar de abrasarse lloraron
desconsoladamente ante las personas que pasaban y con pena los observaban.
Luis trato con valor de recuperar fuerzas y
levantar a Dária del suelo y su padre tanbien apenas con fuerzas le pidió por
favor que se la lleve a su casa, Dária se negaba a irse con insistencia pero en
ese momento se acerco su madre y la abrazo con fuerza susurrándole algo al oído
que logro que cediera a irse con Luis, en casa todo era silencio y Dária parecía
un muñeco sin vida al que solo le brotaban lagrimas de sus ojos, a Luís lo
empezó a inundar la culpa ,en su cabeza
pensaba que si no era por ese estúpido plan nada de esto hubiera pasado,
el no hubiera tomado el auto sin permiso para ayudarlo y su mente se volvió un tormento
que no podía controlar, a los pocos minutos
suena el teléfono y contesta luís, era Alexandra pare decirle que lo
estaba esperando, Luís colgó y le pidió a su madre que cuide de Dária, Luís salió
y al llegar al parque ahí estaba Alexandra esperándolo ,lentamente Luís se le
acerca , y Alexandra nota su rostro lleno de ira y bañado en lagrimas, le
asusta su actitud nunca lo había visto así y sin oportunidad a decir nada luís
empieza a gritarle.
—¡¡Todo esto es culpa tuya,Tu
maldita culpa!! ,¡¡Si tan solo me hubieras querido como yo a ti ahora Brandon
estaría vivo!!.
—¡De que estás hablando no te entiendo nada! ¡¿qué está pasando?!–respondio Alexandra con gran confucion.
—¡¡Te vi ese día saliendo de la universidad, te vi!! ¡¡Con
ese tipo!! ¡¡Vi como se besaban!! Y solo trate de hacer que me amaras mas y Brandon
planeo esto, planeo el secuestro!! Y ahora el está muerto, murió en un
accidente después de salir del café!!
Ahora solo te odio como a nadie ¡¡te odio!! ¡¡Lárgate!! ¡¡Lagarteé o
juro que te matare si no lo haces largo!! —Alexandra aterrada y desconcertada
a la vez retrocedió unos pasos, se dio media vuelta y se marcho corriendo,
llorando sin comprender nada de lo que estaba pasando mientras luís quedo
abatido en el gras del parque, llorando con rabia susurraba —maldita
perra te odio, te odio, te odio—diciéndolo una y otra vez.
El día del velorio de Brandon, Luís no estuvo,
tampoco el día de su entierro, decidió desaparecer sin más, la familia de Brandon,
Daría y sus padres a los pocos días se regresaron a Italia, después de un tiempo
llego una carta de luís para su madre sin dirección de remitente ni número
telefónico al que puedan llamar que decía:
“madre
perdóname por desaparecer así, se que has estado buscándome pero yo estoy mejorando he tratado de recuperarme de todo este
dolor, es difícil pero no te preocupes pronto regresare a casa te extraño y te
quiero mucho.
Luis.
CUATRO
REENCUENTRO Y DESPEDIDA.
(Diez años después)
Un auto oscuro
se acerca lentamente estacionándose frente a la puerta del cementerio, baja un
hombre de buena presencia lleva anteojos oscuros y va vestido con un terno
conservador y elegante llevando hermosas flores en la mano caminando de modo
suave y tranquilo ,después de una corta caminata se detiene, queda quieto por
unos segundos mirando fijamente al suelo se quita los anteojos y el saco ,luego
se agacha muy despacio y deja las flores suavemente frente a una lapida, era Luís
que por primera vez visitaba la tumba de Brandon, se sienta en el gras y le
empieza a hablar como si charlara con él
,como si estuvieran ambos sentados frente a frente.
—Hola, no sé cómo empezar esto hermano, perdóname por todo
lo que te cause ,todos estos años han sido difíciles para mi aceptar tu partida
y me abandone a mí mismo ,abandone todo lo que quería y amaba, pasaron dos años
para darme cuenta que aun podía seguir
adelante en esos dos años Dária vino a visitarme una vez en la fecha de tu
santo, ella fue la única que comprendía que no me sentía listo para venir a
verte, luego viaje a Italia a buscarla ,ella fue de las únicas personas que no
me abandonaron y nunca me reprocho nada de lo que paso por mas que yo siempre me
sentí culpable de todo, ¿siempre fue la más fuerte de los tres no?.eso se que
lo sabes muy bien ,a veces enviaba cartas o llamaba preguntando por mí y me
hacía sentir mejor hablar con ella ,bueno no sé cómo seguir todo lo demás de
seguro ella ya te lo conto con más detalles ,mi vida en Italia solo podía ser
llevada con ella de otro modo hubiera sido solo como cambiar de un infierno a
otro, decidí quedarme allá, empecé a trabajar y a estudiar Dária siempre me
apoyaba nunca se separo de mi lado y así me enamore de ella ,ella sola recupero
todo lo que perdí de mi, reconstruyo mi vida, ni te imaginas lo nervioso que
estaba cuando le confesé lo que sentía,
si hubieras estado ahí seguro te echabas
a reír, por cierto hasta ahora espero su respuesta porque nunca me dijo un si
ni un no, aunque el beso que nos dimos
lo tome como un sí –y luís soltó una sonrisa suave— luego de tres años
nos casamos, hubiera dado lo que fuera para que estuvieras ahí con nosotros —en
los ojos de Luis se nota una mirada perdida, luego de unos segundos de silencio
siguió— en el día después de la boda estando solos me senté al piano y le cante
una canción fue la misma que le cante cuando le pedí q sea mi novia “solo
tú de matia bazar” ahí también te hubieras reído ,se q mi mejor bendición
es ella pero a veces no parece suficiente ,a veces me derrumbo y me haces tanta
falta hermano que solo necesitaría un abraso tuyo para estar mejor y me ayudes
como siempre lo hacías con tus sonrisas, con tus tonterías, pero ahora tengo que
aprender a ser mas fuerte porque mi vida
tiene un sentido más grande con Dária, está esperando nuestro primer
hijo, ¿quién lo diría no? y no se llamara Elton John como querías que se llame
el tuyo –y luís vuelve a sonreír luego de unos minutos en silencio se agacha y
besa el nombre de Brandon que lleva tallada la lapida, se levanta, se pone su
saco y sus gafas oscuras. —Se que nos volveremos a ver hermano y volveremos a
cantar en tu cochera y a escapar de tu mamá, ilumíname y dame fuerza cuando
crea que no puedo seguir mas, te amo.”
Luis se da media vuelta y regresa a su auto negro,
luego de encenderlo pone un viejo casette que le regalo Brandon cuando eran
niños, mientras avanza el auto empieza a sonar “san francisco de Scott mckenzie”
y por el rostro de luís lentamente empiezan a caer lagrimas y a recordar todos
los momentos que vivió con él.
*y grasias muchas muchas grasias a Seymi no solo por editar parte de este cuento si no por llegar en el momento mas apropiado y por tu consideracion .